Ciertos alimentos pueden ser más convenientes que otros en ayunas, según el
fin que se persiga o las circunstancias vitales individuales
Imagen: bertholf |
Muchas veces oímos o leemos
afirmaciones como las siguientes: "tómese un zumo de naranja en
ayunas", "beba agua con limón en ayunas", "coma una
cucharada de polen en ayunas", "ingiera una cucharada de aceite antes
de desayunar".
Son sentencias -en ocasiones, muy
enfáticas- que aseguran que hay un alimento preciso que debemos consumir antes
que otros.
Pero, ¿esto es así? ¿Hay en realidad
un mejor alimento para romper el ayuno? ¿Se encuentra alguna diferencia entre
empezar por el aceite y seguir con el zumo o hacerlo al revés? Y más todavía:
¿hay algún alimento con el que no debemos comenzar el día? A lo largo de estas
líneas se responde a estas preguntas y se explica qué conviene tomar en
ayunas y por qué.
Qué tomar en ayunas y por qué
Por la mañana, tras permanecer
unas 10 horas (o más) sin ingerir ningún alimento desde la cena anterior, se
suceden diversos cambios metabólicos para asegurar la supervivencia.
Uno de los más destacados y
evidentes es la hipoglucemia, por lo que el organismo está dispuesto a absorber
con más avidez aquello que se le ofrezca.
Hay alimentos que pueden ser más
convenientes que otros, según el fin que se persiga o las circunstancias
vitales individuales.
Estos son algunos ejemplos:
·
Agua con zumo de
limón exprimido.
Puede ser un complemento
dietético interesante para alcalinizar el medio.
La dieta occidental,
caracterizada por un exceso de proteína animal, alimentos azucarados, café y
alcohol, conduce a la acidificación del organismo.
Esta circunstancia conduce a la
degeneración de la salud, y una de tantas manifestaciones son los dolores articulares y
musculo-esqueléticos, e incluso el cáncer en los casos más extremos, tal y
como lo expresa el doctor Alberto Martí Bosch en una conferencia
para la World Association for Cancer Research (Asociación
Mundial para la Investigación del Cáncer, WACR).
Como método alimentario
alcalinizante, conviene aumentar la ingesta de frutas frescas y hortalizas
(excepto las solanáceas como el tomate, pimiento, berenjena y patata), dado que
proporcionan sales orgánicas de potasio, de magnesio y bicarbonatos, todos
ellos con efecto amortiguador. Tomar un vaso de agua con medio limón exprimido
al día puede ser una manera saludable de comenzar el día, pero no debe ser la
única.
·
Una cucharada de
aceite de oliva virgen extra (o pan natural con aceite de
oliva).
Se
reconoce como uno de los métodos o remedios caseros más populares usados para
estimular el peristaltismo intestinal en caso de tendencia al estreñimiento.
No cabe negar su capacidad lubricante de la
mucosa digestiva, así como su capacidad para "despertar" el proceso
de digestión al activar la función de hígado y vesícula.
Además de obtener este beneficio,
está demostrado que el consumo regular de aceite de oliva, el ingrediente
principal de la Dieta Mediterránea, ejerce un mecanismo de protección indirecta
frente al sistema antioxidante endógeno.
Esto se traduce en un efecto
cardiosaludable, tal como lo sugiere un reciente ensayo dirigido por
investigadores españoles.
Según el "estudio Guadix", las propiedades
cardioprotectoras del aceite de oliva incluyen un mejor patrón
lipídico postprandial.
En esta investigación se midieron
los efectos de un desayuno de tipo mediterráneo (pan con
tomate y aceite de oliva, zumo de fruta y leche desnatada) sobre los parámetros
lipídicos y postprandiales en preadolescentes con sobrepeso y obesidad, en
comparación con un desayuno occidental, rico en ácidos grasos saturados (leche
con cacao, pan con mantequilla).
Este nivel de protección también
se entiende por la capacidad antiinflamatoria o moduladora de los marcadores
inflamatorios del aceite de oliva virgen, tal y como recoge en un artículo
el doctor López-Miranda del Hospital
Universitario Reina Sofía de Córdoba.
Si se atiende a esta propiedad,
quienes tienen molestias musculares o articulares, como un ejemplo
más de un proceso inflamatorio, pueden experimentar mejoría si toman aceite de
oliva en ayunas, o desayunan con este "oro líquido".
Estos y otros efectos
beneficiosos quedaron recogidos en la conferencia internacional sobre el
efecto saludable del aceite de oliva virgen.
·
Cucharada de aceite
de oliva virgen con zumo de limón.
En
caso de desequilibrio del hígado y en particular de la vesícula biliar puede
estar más indicada esta combinación, tal y como sugiere Itziar González de
Arriba en su libro '¿Qué es una dieta sana?'.
Se puede estar
"intoxicado" por distintas causas, aunque la más común es la mezcla
de una mala alimentación y una insuficiente capacidad depuratoria del organismo
(en gran medida, por sobrecarga de hígado y vesícula).
Esto se refleja en la salud
física y mental: cansancio matutino pese a dormir horas, dolor de cabeza, malas
digestiones, boca pastosa o seca, alteraciones del ciclo del sueño (hipersomnia
o insomnio), además de molestias o dolores musculo-esqueléticos.
La combinación de ambos alimentos
(aceite de oliva virgen extra y zumo de limón) en principio no tiene
contraindicaciones, salvo en caso de estómago delicado.
Esto no es un consejo general, es
informativo, por lo que cada persona ha de valorar su tolerancia individual.
·
Vaso de zumo de
naranja.
Hay quien necesita este estímulo para evitar
el estreñimiento.
Sin embargo, a
otras personas, tomar este en apariencia sano aperitivo les provoca malestar
como náuseas, gases y pesadez abdominal, dolor en el costado derecho y dolor de
cabeza matutino.
Hasta puede
agravarse con una molesta acción purgante.
Si es este el caso,
es probable que se tenga debilidad digestiva, en concreto de hígado (hígado
perezoso) y vesícula biliar (coledisquinesias o vesícula perezosa).
Las molestias se
acentúan tras tomar el zumo de naranja en caso de cálculos en la vesícula
biliar e, incluso, pueden propiciar un cólico.
Esto se debe a la
capacidad colagoga o estimulante del vaciado de la vesícula biliar de este cítrico,
no tan acentuado en otras frutas de la misma familia (conviene comprobar la
tolerancia).
Es por ello que en
determinadas circunstancias tomar zumo de naranja en ayunas puede estar
contraindicado.
·
Una cucharada de
polen en ayunas.
El polen es
un compendio de micronutrientes: aminoácidos, azúcares, minerales y
oligoelementos, vitaminas y carotenoides, enzimas y sustancias antioxidantes
(flavonoides, terpenos).
Está sobre todo indicado en casos
de debilidad, fatiga, anemia y falta de apetito. Sus componentes
son fácilmente asimilables, dado que están predigeridos, si bien su absorción
aún será mayor y más rápida si se toma en ayunas.
·
Qué no combinar en
el desayuno.
El
café con leche o el té con leche son dos clásicos de los desayunos.
El primero, más. Esta combinación
a la que tan acostumbrada están tantas personas no siempre es la mejor por su
contenido en lo que se denomina "sustancias antinutritivas", es
decir, compuestos de los alimentos que en la concentración en la que se encuentran
alteran la absorción o el aprovechamiento de ciertos nutrientes.
Es el caso del contenido en
taninos del café y los tés (negro, verde), compuestos que afectan a la correcta
absorción del hierro.
Es por ello que estos alimentos (café, té negro, té
verde, tan habituales en los desayunos) no son los más
indicados en caso de debilidad, cansancio, fatiga o anemia.
Interacciones entre
alimentos y medicamentos
Ciertos alimentos -o, más en
concreto, algunos de sus componentes- aumentan, ralentizan o incluso anulan el efecto
terapéutico de determinados medicamentos.
A esto se le conoce como
"interacción fármaco-nutriente" o "interacciones
entre alimentos y medicamentos".
Ciertas frutas, a menudo tomadas
en forma de zumo, pueden tener más perjuicio que beneficio según a qué
medicamento acompañen en el desayuno.
Así, el zumo de piña puede afectar
de forma negativa al efecto de los anticoagulantes orales tan usados en caso de
trombosis o embolia.
Y el zumo de pomelo, al que se le
adjudican propiedades depurativas y diuréticas, está desaconsejado tomarlo
junto con numerosos medicamentos como antihistamínicos, ciertos
antihipertensivos e hipocolesterolemiantes.
Todo lo contrario al zumo de naranja, tan popular en
los desayunos, recomendable por su riqueza en vitamina C para aumentar la
absorción del hierro de complementos o medicamentos usados para tratar la
anemia ferropénica.
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